Otras causas de dolor torácico que no tienen nada que ver con arterias coronarias, ni colesterol ni tabaco, pero que también son de origen cardíaco, poco frecuentes, o más bien raras, son la pericarditis, la cardiomiopatía hipertrófica, el prolapso de la válvula mitral y la estenosis aórtica
La inflamación de la membrana que rodea al corazón —el pericardio— se llama pericarditis, y puede ser producida por infecciones virales, reacciones de inmunidad (la lucha entre los antígenos o cuerpos extraños y los anticuerpos que nos defienden) o la acumulación de desechos en el cuerpo como ocurre en la falla crónica de los riñones entre muchas otras causas. La pericarditis puede presentarse también sin síntomas o, por el contrario, ser sumamente escandalosa, y puede producir diversos grados y tipos de dolor, que puede ser constante o intermitente, leve o moderado, y raras veces intenso.
Un engrosamiento de causa no muy bien conocida y al parecer de origen genético, del músculo cardíaco, conocido como cardiomiopatía hipertrófica, puede producir dolores de características muy variables, pero generalmente leves y pasajeros. Lo mismo ocurre con el prolapso de la válvula mitral, un movimiento anormal de la válvula que separa a la aurícula izquierda del ventrículo del mismo lado. Lo mismo puede decirse de la estenosis aórtica severa, un estrechamiento marcado de la válvula aórtica, que puede provocar dolores similares a los de la angina o el infarto.
Otra causa poco frecuente de dolor torácico, que puede confundirse con el infarto, es el aneurisma disecante de la aorta, una causa no cardíaca sino vascular. La sangre se introduce entre las capas de la arteria aorta, separándolas, rasgándolas y comprimiéndolas, y formando verdaderas bolsas de sangre que se acompañan de dolores muy intensos que pueden confundirse con un infarto; en muchos casos llegan a romperse, provocando una muerte súbita.
Entre las numerosas causas no cardíacas de dolor en el pecho se encuentran la neumonía y la pleuresía o inflamación de la pleura, una capa fibrosa que cubre ambos pulmones. Ambas pueden provocar un tipo similar de dolor torácico, que se caracteriza por ser de tipo punzante, a menudo provocada por la inspiración (introducción de aire a los pulmones). La bronquitis suele provocar un dolor leve de tipo opresivo, sobre la parte superior del tórax, de leve a moderada intensidad. Estos procesos se acompañan generalmente de tos y fiebre en grados variables.
Algunos tipos de artritis suelen afectar las articulaciones del tórax, generando dolor en cualquier zona del mismo, y lo mismo puede decirse de alteraciones de tejidos musculares, tendones, nervios y otras estructuras que se encuentran dentro del tórax. Las neuritis provocadas por el Herpes Zoster, enfermedad de origen viral, producen dolores muy severos en la parte afectada, sobre las costillas, donde se forman una gran cantidad de vesículas o “vejigas” parecidas a las de la varicela, aunque más grandes. También puede haber dolores torácicos originados en compresiones de los nervios a nivel de las articulaciones del cuello.
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